CUARENTENA Y TEORÍA POLIVAGAL

Por Alberto Blanco. 27/03/2020

En este nuevo post, quiero hablaros sobre cómo funciona nuestro sistema nervioso autónomo, esa parte de nuestro organismo que controla que todo funcione sin que nos demos cuenta, como los latidos cardiacos, la sudoración, la digestión, la función hormonal, el sistema inmune, la regeneración celular… en fin, ¡todo!,  la relación de este con el momento que nos está tocando vivir ahora mismo con esta cuarentena y este virus que nos tiene a todos en vilo y estrategias para sentirnos seguros y que nuestro cuerpo funcione lo más en favor posible de nuestro sistema inmune y de nuestra salud, desde el enfoque de la teoría polivagal

Stephen Porges es el famoso neurocientífico que desarrolló la Teoría Polivagal actualizando la comprensión sobre el funcionamiento del sistema nervioso vegetativo o autónomo. Anteriormente, en la teoría clásica, ese sistema nervioso vegetativo (SNV) se dividía en dos partes opuestas y complementarias. El sistema nervioso ortisimpático (o simpático) y el sistema nervioso parasimpático.

El primero, el ortosimpático, se encarga de las situaciones de estrés, las famosas reacciones de “lucha o huida”, en las que todo el cuerpo se prepara para ser explosivos y poder ganar una pelea contra nuestro depredador o una carrera para poder escapar de él. Para eso es para lo que está diseñado nuestro cuerpo ante situaciones de estrés,  independientemente de cuál sea ahora mismo el origen del mismo (da igual que sea un león viniendo a por nosotros, que una reunión con nuestra jefa, o que el pensamiento de que un familiar tenga que salir de casa y pueda infectarse por el virus). Las reacciones siguen siendo las mismas, reacciones para garantizar la supervivencia a corto plazo. Da igual que nos pille tumbados en el sofá.

El segundo, el parasimpático, se encarga de lo contrario. Es el que activa las funciones de regeneración, de reparación, la función digestiva, hormonal y todas las demás funciones que nos garantizan la supervivencia a medio y largo plazo en situaciones de calma, cuando estamos tranquilos, la típica modorra después de comer o cuando nos vamos a la cama ya para dormir.

Estas dos divisiones del SNV funcionan como una balanza, por lo que si una está funcionando, la otra tiene que estar inhibida y viceversa. Es fácil deducir qué es lo que ocurre si nos encontramos en una situación de estrés continuo. Todo lo que nos hace funcionar bien, empieza a no hacerlo.

Esta teoría clásica es perfectamente válida, pero Porges descubrió que era incompleta, ya que el parasimpático se divide a su vez en dos, y realmente tenemos 3 divisiones del SNV, las cuales  fueron apareciendo en un orden concreto a lo largo de nuestro evolución biológica durante millones de años.

El primer sistema en aparecer fue el nervio vago amielínico o dorsal, que poseemos casi todos los vertebrados, que controla las vísceras del abdomen y que se encarga de mantener el equilibrio de nuestras funciones orgánicas en situaciones de seguridad. Sin embargo,  en situaciones de riesgo, puede llevar al sujeto a la inmovilización, al desmayo o a la disociación. Es un mecanismo de defensa primitivo que permite que esta persona (en nuestro caso) o animal, no sienta dolor cuando ya está en las fauces de su depredador. Como una lagartija en la boca de un gato, parece muerta, pero no.

El siguiente sistema en aparecer en esta evolución es, de nuevo, el sistema nervioso simpático. Normalmente debe estar silenciado, “desconectado”, salvo que deba activarse por una situación de peligro en la que tengamos que reaccionar para sobrevivir.

Y por fin, el último sistema en aparecer en este desarrollo filogenético es el nervio vago mielínico o ventral, exclusivo de los mamíferos. Este sistema controla las vísceras del tórax, como el corazón y los pulmones, y los músculos de la expresión facial. Es el que siempre debería estar activado en situaciones de seguridad, donde no hay riesgo ni peligro. Es el sistema de conexión social, ya que nos permite relacionarnos con los demás, con nosotros mismos, y poder desarrollarnos y crecer como individuos y como sociedad.

Entonces tenemos, que en situaciones de seguridad, todo funcionará correctamente, podremos desarrollarnos, y todas nuestras funciones orgánicas que se encargan de mantenernos sanos funcionarán de una manera óptima.

Ante una situación de peligro, se activará el sistema nervioso simpático para garantizar nuestra supervivencia inmediata mediante reacciones de lucha o huida hasta que el peligro haya pasado.

Pero cuando, aun con todo esto, el riesgo continúa y ya no podemos ni luchar ni huir, entonces se activará nuestro sistema vagal dorsal y nos congelaremos, nos disociaremos o nos deprimiremos.

Así es como funciona nuestro cuerpo ante situaciones de peligro, y ahora por desgracia, estamos en una de ellas. Esta es una programación que todos tenemos, pero la activación de cada sistema es individual para cada persona. En la misma situación, una persona puede seguir encontrándose tranquila y segura, otra querrá defenderse atacando o huyendo de inmediato (o estará nerviosa o irascible), y otra se desmayará para no sentir lo que le tenga que llegar (o se aislará y se encerrará en sí misma).

Seguro que todos conocemos a personas en las que colocaríamos claramente en cada caso, sin embargo es importante saber que la activación de uno o de otro en un momento dado no depende de nuestra voluntad. Es algo automático, involuntario. Nos hemos ido programando así, cada uno de una forma en función de su herencia epigenética y de su historia de vida.

Pero esto no quiere decir que no podamos hacer nada con esto, tanto como trabajo a medio-largo plazo, mediante terapias o formas de autoconocimiento para descubrir nuestros patrones y hábitos y poder cambiarlos por otros nuevos, como ahora mismo, estando encerrados en nuestra casa.

Porges da toda la importancia al hecho de tener la sensación de sentirnos seguros. Aunque ahora el mundo ahí fuera no lo es, sí podemos crearnos nuestro pequeño espacio de seguridad. De hecho, en nuestra casa estamos a salvo, pero aún hay más cosas que podemos hacer para regular nuestro sistema vegetativo.

Una de ellas puede ser controlar lo que nos entra por los sentidos. Estar todo el día viendo, escuchando o leyendo las noticias, las actualizaciones de la situación, los datos, es algo que nos hace salir de nuestra zona de seguridad. Nos pone en alerta, nos disminuye el sistema inmune, nos resta salud. Está perfecto entretenernos con un buen libro, buena música o una buena peli, pero no tanto con cosas que aumenten nuestra preocupación. Total, ahora no podemos hacer nada con eso.

Otra cosa importante es mantener el contacto social. Somos seres sociales y necesitamos relacionarnos con nuestra gente querida. Los mensajes de WhatsApp o Instagram están genial, pero nuestro sistema de regulación responde a aquello para lo que está diseñado, que es escuchar la melodía de la voz y ver las expresiones de las caras y los gestos de los nuestros. A falta de contacto físico, bienvenidas sean las llamadas y videollamadas.

Y por último, un dato fundamental es que el sistema vagal es, sobre todo, sensitivo. Se encarga de mandar información al cerebro sobre cómo nos encontramos. Por eso, la mejor forma de aumentar el tono parasimpático y con él, todas las funciones relacionadas con la salud, es estar en contacto con nosotros mismos. Darnos tiempo para no hacer nada, en silencio, meditar, estar con nuestra respiración, permitirnos sentir nuestras sensaciones, nuestras emociones, tanto si son confortables como si son incómodas. No quieren hacernos daño, solo quieren informarnos y necesitan ser escuchadas, no hay que hacer nada más con ellas que prestarles atención. Esa es la mejor manera de potenciar nuestra inmunidad y nuestra salud.

Siento si me he alargado demasiado, pero es un tema que me parece precioso y necesario en estos momentos que estamos viviendo.

Un ciberabrazo a tod@s, ánimo y presencia.

The last comment and 1 other comment(s) need to be approved.
2 comentarios
  1. Victoria
    Victoria Dice:

    Pues otro articulado muy interesante a tener en cuenta, habrá cosas q nos vengan dadas desde el inicio de los tiempos o a través de nuestro bagaje personal, pero ahi donde cada uno pueda contribuir habra q hacerlo
    La situación es jodida y me temo q se vaya a prolongar, respiremos pues e intentemos estar serenos.
    Gracias🙏💕

    Responder
  2. Manuela Souto
    Manuela Souto Dice:

    Alberto que importante es entender lo que nos pasa. Llevo varios días pensando en todas esas personas que en vez de tratar de disfrutar de esta oportunidad de slow life están con una ctituda bélica poco constructiva y nociva. Quizás es la respuesta de lucha que comentabas. Que pena lo poco q sabemos de nuestro cuerpo y que bien q haya personas como tú arrojando luz. Gracias :)

    Responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *