Biodinámica Craneosacral

“HAY MÁS SABIDURÍA EN TU PROPIO CUERPO, QUE EN TU MÁS PROFUNDA FILOSOFÍA»

 

 (F. Nietzche)

La Terapia Biodinámica Craneosacral pretende, a través de un contacto muy sutil del terapeuta sobre el paciente, permitir que el propio cuerpo pueda contactar con la salud inherente que posee y que subyace bajo cualquier patología o disfunción, para recobrar así sus propios mecanismos de curación, tanto física como emocional.

Es un trabajo muy profundo, y a diferencia de todas las demás terapias, el terapeuta craneosacral no pretende «hacer» nada al paciente. Conocemos el síntoma que tiene nuestro paciente, pero no sabemos por qué. Como fisioterapeutas, osteópatas, acupuntores, kiniesiólogos, o cualquiera que sea nuestra especialidad, podríamos montar una hipótesis terapéutica, pero siempre será limitada a nuestros conocimientos y habilidades. El mismo paciente sólo conoce el síntoma que tiene, pero tampoco sabe por qué a nivel consciente. Sólo su cuerpo y la inteligencia inherente que hay en él lo sabe. Sabe qué le pasa, por qué le pasa, y qué tiene que hacer para sanar, igual que una semilla del tamaño de una judía sabe qué hacer para convertirse en un árbol de treinta metros de alto, y sabe regenerar las heridas de su tronco. Pero por algún motivo y en algún momento, el paciente ha perdido esa capacidad de autocuración. Ha ido acumulando traumas, bloqueos o tensiones que impiden expresar la salud de una manera plena, desarrollando alteraciones tanto físicas como emocionales.

 «No busques provocar ningún cambio. Solo crea un espacio adecuado para que los cambios ocurran». Robert Harrys.

A lo largo de nuestra vida no dejamos de acumular experiencias. Desde el mismo momento del nacimiento, o incluso antes. En función de lo que esas experiencias supongan para nosotros, o de como seamos capaces de digerirlas, pueden pasar a ser traumas. Estos pueden ser físicos (golpes), orgánicos (enfermedades) o emocionales. Sea cual sea el origen del trauma, y sea cual sea el momento de nuestra vida en que ocurre, es muy posible que ese trauma se quede enquistado en el cuerpo en forma de bloqueo, y que a partir de ahí, esto desarrolle una enfermedad, una patología o una alteración anímica o emocional.

En Biodinámica Craneosacral lo que hacemos como terapeutas es «escuchar» el cuerpo del paciente, y permitir que el paciente contacte y sea consciente de las sensaciones y emociones que su cuerpo le ofrece. Sentimos su cuerpo a través de su ritmo craneosacral, estamos con él, escuchándolo y sosteniéndolo, sin juzgar y sin etiquetar las sensaciones a nivel del intelecto. Así, el cuerpo del paciente se sentirá escuchado desde un lugar de profundo respeto, sin recibir agresiones ni manipulaciones del exterior. Es en este punto, en que es el propio cuerpo del paciente el que es capaz de identificar los bloqueos y recuperar el espacio y los recursos necesarios para ser él mismo se libere de ellos, potenciando su capacidad inherente de autocuración.

«La Terapia Craneosacral se basa en la idea de que el cuerpo de cada paciente contiene la información necesaria para descubrir la causa subyacente de cualquier problema de salud». John E. Upledger.

 La TCS está indicada para todo tipo de personas, tanto adultos como niños y bebés, y para todo tipo de patologías, ya que lo que vamos a a conseguir es que sea el propio cuerpo del paciente el que sea capaz de reequilibrarse, recobrar recursos y sanar, por lo que podremos trabajar con problemas de cualquier origen.

      Problemas físicos:

  • Problemas de espalda, tortícolis, lumbalgias.
  • Contracturas, dolor muscular y articular.
  • Cefaleas tensionales, migrañas, mareos.
  • Problemas de la ATM.
  • Cirugías.
  • Etc.

      Problemas emocionales:

  • Estrés.
  • Depresión.
  • Insomnio.
  • Ansiedad.
  • Nerviosismo.
  • Desajustes emocionales.

      Problemas viscerales:

  • Malas digestiones.
  • Estreñimientos.
  • Cólicos.
  • Dolor menstrual.
  • Ardor de estómago, reflujo.
  • Gases.

 

Para terminar, os dejo con un fragmento de uno de mis libros de cabecera, «La silla vacia«, escrito por uno de nuestros grandes maestros con quien hemos tenido la suerte de poder formarnos, Mike Boxhall:

   «Alumno: Cuando estoy en el papel del terapeuta no hago nada, y la gente me suele preguntar qué es la terapia craneosacral. Tengo que confesar que, en realidad, no lo sé, y eso les resulta difícil a mis clientes.

    Mike: Sí, lo es. Estoy de acuerdo contigo, y a un gran número de terapeutas les resulta extremadamente difícil decir: «No lo sé». Es muy duro, al intelecto no le gusta eso. Al ego no le gusta. (A continuación introduzco el pensamiento de que todo conocimiento es una limitación. No saber contiene infinitas posibilidades).

      ¿Sabes?, me ha llevado mucho tiempo llegar a esta conclusión. Pero, realmente, creo que la mayoría de estructuraciones terapéuticas tienden a ser limitantes. A esto me refería antes cuando usé la palabra dogma; quería decir que el dogma es una limitación. No es el modelo el que hace el trabajo, sino la relación entre el cliente y el terapeuta, a la que también llamo sinergia. La práctica compartida es la que hace el trabajo».

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